Como muchas veces, me pongo a
escribir sobre cosas que me vienen grandes, pero es lo que tiene contar lo que una siente. Llevo desde ayer, a eso de las
siete, emocionada: ¡un Papa nuevo! ¡Y un
Papa que reza en castellano! Y por todo lo que vamos sabiendo y viendo en estas
horas, esperamos un gran Pontificado. Pontificado que sería imposible entender sin sus precedesores, es lo que más me gusta de la Iglesia, que somos meros instrumentos, mediocres mediadores al fin y al cabo, servidores siempre, como ya hemos escuchado del propio Bergoglio "¡cuánto más grande seas, más humilde tienes que ser". El importante sólo es Dios. Qué bien resumido en esta foto:
La inmediatez de la información
en los tiempos del twitter y otros tantos, choca profundamente con esa chimenea
a la que estuvimos pegados algo más de un día. Me encantó. Creo que hay
rituales que nunca deben cambiarse pues gozan de solemnidad. Y así debe ser.
Incluso que mediara más de una hora entre la fumata y ese balcón anunciador, me
hizo caer en la cuenta de que la velocidad desproporcionada, a veces, de este mundo,
se puede parar, ¡Gracias a Dios! se puede parar.
Sin conocerle de nada, este
hombre irradia cercanía y frescura en la mirada. Nos han dicho, quienes sí le
conocen, que le precede la humildad y un estilo de vida sencillo. Que siente
predilección por los más sencillos y humildes. Muchos, al escuchar “jesuita” y “argentino”,
tuvimos suficiente para saber que, nuevamente, el Espíritu sopla con fuerza en
la Iglesia. Por cierto y sin venir a cuento, qué curioso que de la
orden que profesa un cuarto voto, el de obediencia al Papa, nunca haya salido un Papa, hasta hoy.
Hoy la curiosidad y una tarde
algo más desahogada que otras veces, me ha llevado a buscarle en la red, en
youtube incluso, y sorpresa (¡o no!) ¡He encontrado algunas homilías suyas! y
sólo puedo decir que el Espíritu no podía haberles soplado mejor a los
Cardenales:
Con motivo del 80 aniversario de
la Acción Católica
“(...) El hombre y
la mujer que quiere vivir su Bautismo tiene que ir a las periferias, periferias
geográficas, periferias culturales, periferias existenciales, tiene que ir con
esa propuesta evangélica ¿Cómo hacer eso
de estar en la vida interior con Jesús, amándolo y estar allá, con aquellos que
quizá no nos entienden, o no nos comprenden, o nos odian? Esa es la tensión del
cristiano… Sin la sabiduría espiritual de la tensión no se vive bien el
Apostolado. No es una bipolaridad que divide sino una tensión interior que el
mismo Cristo quiere. (…) El Espíritu Santo nos enseña cómo vivir esa tensión
entre el mensaje que llevamos y la manera como somos recibidos. La
mansedumbre de aquel que vive de Cristo, que es consciente de ser enviado (...)"
En la festividad de San José:
“Un hombre que
se casa con una mujer embarazada, que se hace cargo del hijo que no es él, lo cría, lo educa, le enseña un oficio. Le enseña a ser hombre. Este chico, cuando es grande, arma el lío más
grande que tuvo la historia. (…) Un hijo que él no había engendrado. Hacerse
cargo de una mujer a la que amaba, pero que no entendía lo que había pasado. Se
hizo cargo, de cuidar esa vida débil, débil por lo pequeña, débil por la
situación, débil por la pobreza en que vivía. Y cuidó, creyó, no sabía que lo
que estaba cuidando era la vida de la Iglesia naciente. Este hombre no
entendió, pero creyó. Y ese es su oficio, cuidar, cuidar esa Iglesia que
empezaba, cuidarla de todos los peligros. San José no se mareó en los momentos
de cierto éxito, no les pidió un puestito
a los Reyes Magos. Cuidó, cuidó y cuidó. Y cuando se dio cuenta que para cuidar
se tenía que exiliar, se exilió, cuidando la Vida…. Esperó contra toda esperanza,
su único derecho era cuidar (...)”
http://www.youtube.com/watch?v=6CDiyGBlw7s&list=PL563FA3D5DCB62C27
No me queda otra que decir ¡qué
bien lo sabe hacer el Señor!
En algo más de un día, Francisco, ya nos va
descolocando muchas cosas, presiento que va a traer de cabeza al protocolo.
Esta tarde en su primera homilía,
sencilla, breve, casi literaria, directa ¡y sin papeles! Nos ha lanzado un
trípode con el que no tambalearemos "Andar,
edificar, confesar... con la cruz del Señor. Andar, edificar, confesar a Cristo
Resucitado. Así la Iglesia caminará adelante"
¡Gracias Francesco!